lunes, enero 25, 2010

Los años secos

No se si Dios habrá creado a todos los humanos así o sólo un puñado de nosotros funcionamos cíclicamente. Yo por ejemplo, de chiquita que paso por las mismas etapas una y otra vez. Estas etapas se relacionan de una manera casi somática a mi escritura, incluso de antes que pudiera aprender a escribir.

Primero vivo sorprendida de todo y quiero narrarlo. Luego elaboro intrincados sistemas para dosificar y planificar exactamente como es que le voy a decir al mundo lo que quiero decir. Luego me frustro por lo vacio de mi opinion y me lleno de experiencias y trato de adquirir conocimiento (y ya de más grande procuro ser también más sabia). Me subo a la vorágine de la rutina y olvido escribir. Luego, traicionada por lo que ahora entiendo que es mi pecado e inmadurez, sufro, y sufro fuerte, más de lo necesario. Por eso me pongo a escribir. Finalmente Dios me sorprende de nuevo, me gozo, escribo y veo todo como nuevo. El ciclo comienza otra vez.

Determine que hay años secos en mi vida, en que no escribo mucho, en que afuera pasa todo. Determine que hay años secos en mi vida, en donde por no buscar lo primordial y ser y vivir en pos de quien ha dado mi vida por mí, sufro en vano y lo que escribo tampoco es tanto.

Nota Mental: Los años secos son precisamente los años para ejercitar la fe. Gracias Señor por los años secos.

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